Si alguien viese a Vanilla Chamu por la calle en la actualidad nadie podría relacionarla con la que era hace unos años antes de pasar por el quirófano una treintena de veces. De hecho nadie podría decir ni siquiera que Vanilla es japonesa.

Tal y como informa Daily Mail, la joven estaba cansada de que la llamasen fea, la joven comenzó una carrera a fondo por convertirse en la mujer de sus sueños, una mujer que se pareciese lo máximo posible a sus queridas muñecas de porcelana francesas.

Con ese objetivo, la joven nipona ya lleva gastado más de 80.000 euros en intervenciones, unas intervenciones que han hecho de ella una mujer de aspecto totalmente oriental que le ha permitido hacerse un hueco en el mundo de la moda en su país.

Se ha operado los ojos, se ha aumentado los pechos, ha definido sus pómulos y se ha hecho varías liposucciones. El único reto que le queda a la nipona es aumentar su 1.50 de estatura a través de una dolorosa y carísima intervención que se realizará próximamente.

Vanilla se ha convertido en toda una estrella de la televisión japonesa gracias a enseñar al mundo todos los procesos por los que ha pasado la joven fotografía a fotografía.