Daniel Mezgar se arrepentirá toda la vida de haberse sometido a una operación para acabar con su problema de impotencia ya que por culpa de esta intervención tuvo que vivir 8 meses con el pene en pleno apogeo.

El urólogo que le operó le colocó en el pene 3 piezas inflables: uno en el cuerpo de su miembro, otro debajo de la pared abdominal y una bomba en el interior del escroto.

Tal y como explica el Daily Mail, desde la intervención, Daniel no pudo volver a hacer una vida normal ya que su erección continúa le impedía realizar la mayoría de sus actividades cotidianas.

Además, su vida familiar y pública se resintió porque, tal y como el propio Daniel explica, no le resultaba muy fácil relacionarse con la gente con el pene en su máxima potencia.

“Con una erección asomando, tuve que retirarme de la vida pública. Ni siquiera usando chándal holgados y camisas largas podía ocultar la situación”, contó al juez.

Tras varías intervenciones para acabar con su sufrimiento, , ha recibido otra prótesis realizada por otro médico. Sin embargo, por culpa de la anterior intervención el pene se le ha quedado un 50 % más pequeño y ha perdido parte de la sensibilidad.