Todo ocurrió a primera hora de la tarde en la plaza Palau de Alcoleja, en pleno centro de esta pequeña localidad, donde residía la víctima, Teresa Iborra. Según relató el alcalde, Francisco Fenollar, que habló con la asistenta, «cuatro personas, dos hombres y dos mujeres, arreglados y bien vestidos» tocaron el timbre de la casa.

Al no sospechar nada por la hora que era, la empleada del hogar les abrió la puerta y la rociaron con algún tipo de spray que la dejó sin visión por unos instantes. Los ladrones, entonces, separaron a la anciana y a la asistenta en habitaciones distintas, las maniataron y las amenazaron con cortarles un dedo si no decían dónde estaba el dinero.

No obstante, no se trata de una familia adinerada y no tenían caja fuerte ni grandes cantidades de dinero, aunque no ha trascendido el botín obtenido por los ladrones. Los delincuentes pusieron toda la casa patas arriba y supuestamente se llevaron algunos objetos de valor, pero este extremo no se ha concretado. Cuando los ladrones, por fin, se marcharon, la empleada del hogar consiguió liberarse de sus ataduras y corrió a socorrer a la anciana, que estaba en otra habitación. Sin embargo, la encontró ya sin vida.

Al lugar de los hechos acudió una unidad del Servicio de Atención Médica Urgente (SAMU), cuyo equipo no pudo hacer nada para reanimar a la víctima. Además, también se desplazó hasta Alcoleja una unidad del Servicio Vital Básico (SVB) que atendió a la asistenta, que sufría un ataque de ansiedad, según indicaron fuentes del Centro de Información y Coordinación de Urgencias (CICU).