Un reciente estudio del Hospital La Fe ha investigando las diferencias entre los potitos industriales y los purés caseros para alimentación infantil, concluyendo que su perfil nutricional es similar.

Según el informe, las diferencias proteicas entre el casero y el industrial residen en la variedad cárnica empleada o la cantidad añadida a la fórmula, y no en la fabricación del alimento. Respecto al contenido en sodio, los investigadores explican que depende de la formulación y de la cantidad de sal añadida, por lo que en el caso de los purés caseros, se corre el riesgo de sobrepasar las concentraciones recomendadas ya que se suele añadir sal “a ojo”.

Entre los 4 y los 6 meses de vida del bebé, se produce la maduración digestiva, renal y de su sistema inmunitario. Por ello hay que prestar atención al contenido de los alimentos, pues unas papillas muy dulces o saladas pueden influir en sus preferencias futuras.