La eurodiputada de alicante Eva Ortiz pide a la Unión Europea que se implique en la lucha por la erradicación del picudo rojo. Su intención es que la Comisión “sume esfuerzos con el gobierno de la Comunidad Valenciana, que dedica un gran esfuerzo a cumplir con este objetivo”. Ortiz trabaja para conseguir “una partida extraordinaria para la financiación o cofinanciación de los productos para el control y la lucha contra las plagas”.
Según la eurodiputada, “es necesaria la implicación de todas las administraciones” para combatir “una plaga que es especialmente mortífera para las palmeras de las Canarias y la costa mediterránea española” y que requiere “todos los esfuerzos para evitar que se extienda en el resto del territorio europeo”.
Ortiz recuerda que las medidas adoptadas por la Eurocámara obliga las administraciones a combatir las plagas con métodos biológicos sostenibles frente al uso de productos fitosanitarios a partir de 2014. En este sentido, la eurodiputada apuesta también por “la investigación para buscar soluciones de máxima eficacia”.
Eva Ortiz lidera esta iniciativa para proteger el litoral de las pérdidas millonarias tras los ataques de plagas que arrasan palmerales en viveros, parques, paseos marítimos y vías urbanas en ciudades alicantinas como Calpe, Orihuela o el palmeral del Huerto del Cura en Elche, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Grande, trabajador y mortal para las palmeras
El picudo rojo es un escarabajo de color rojizo y de gran tamaño. Mide entre dos y cinco centímetros. La larva es capaz de perforar galerías de más de un metro de longitud en los troncos. Tiene una especial debilidad por la palmera canaria y la palmera datilera, que abunda en la Comunidad Valenciana. En los últimos años, 20.000 palmeras de la Comunidad Valenciana han muerto víctimas del escarabajo. Primero se amarillean, luego se marchitan, y finalmente pierden la vida.
En 2005, la plaga se detectó en el Elche y afectó a uno de los mayores palmerales de Europa. El picudo se instaló en España por primera vez en 1994 y desde entonces ha afectado cíclicamente Andalucía, Murcia, las Islas Canarias, Cataluña y la Comunidad Valenciana. Es originario del Sudeste Asiático y ha llegado a África, América y Europa a través del transporte comercial.