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La acusada de envenenar a su marido en Aspe solo queria “un poco de paz”
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Así se justificó ayer ante la Audiencia Provincial de Alicante Gregoria C. S., la mujer de 51 años acusada de intentar matar a su marido en Aspe en 2007 y de consumar el crimen en 2010.
La primera vez, según la Fiscalía, disolvió unas 40 pastillas de un medicamento que ella se tomaba para la diabetes en un vaso de cacao que tomó su esposo, José Antonio G. C. Al no ser diabético, sufrió una hipoglucemia, pero se recuperó. No obstante, en junio de 2010, la acusada le inyectó una sobredosis de insulina que le dejó en coma. Murió en febrero de 2011.
Ayer, la procesada relató al tribunal que fueron las presuntas vejaciones e insultos de su esposo los que la llevaron al límite. «Me decía ‘no eres digna de vivir, no vales para nada, mejor estarías muerta. Me hablaba a estufidos, me contestaba con desdén», explicó. «Si me veía arreglada, me decía que de dónde venía de ‘putear’, si iba normal, que parecía una gitana», contó.
La primera tentativa de asesinato se produjo en abril de 2007, cuando camufló los medicamentos para la diabetes en un vaso de leche. Ayer, Gregoria C. aseguró que lo hizo porque quería suicidarse, pero que al final fue su marido quien se tomó el vaso con los fármacos.
«Como el suicidio se ve como algo feo, creí que así pensarían que me había dado algo del azúcar. Así mis hijos no pasarían vergüenza», matizó la acusada, quien confesó que llego a pensar: «Si no me muero, al menos estoy unos días en el hospital, tranquila y descansando».
La sospechosa insistió en que su su intención «nunca fue matarlo», a pesar de que dos de los doctores que atendieron al enfermo en el hospital declararon ayer que la mujer les confesó que «prefería ir a la cárcel que volver con su marido». Ella se justificó alegando que le dio «vergüenza» contarles que se había intentado suicidar.
José Antonio G. C. se recuperó, y la Policía ofreció a la procesada la posibilidad de pedir una orden de alejamiento por maltrato psicológico. «Dije que no quería denunciarlo, porque eso es hacerle daño y dar motivo para que la gente hable, y a mí eso no me gusta. A nadie le importa mi vida», sentenció
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