La criatura llegó a pesar más de 3,5 kilos.
Aunque la adolescente, de origen búlgaro, aseguró que el niño nació muerto, las pesquisas se encaminan ahora a determinar si nació con vida y falleció como consecuencia de actos posteriores. Fue su primo de 15 años, según él mismo confesó, quien encontró el cadáver en el armario y decidió abandonarlo en un descampado junto al río Segura. Dijo que lo hizo porque estaba «asustado».
Fuentes próximas al caso señalaron que, dado que se trató de un embarazo completo y el bebé incluso superaba los estándares de peso, hay una elevada posibilidad de que naciera con vida.
Sin embargo, la menor en todo momento ha mantenido que la criatura nació ya sin vida, y que la metió en el armario para ocultar a sus padres que había estado embarazada. Sus progenitores, también de origen búlgaro, manifestaron que no se enteraron de que su hija estaba encinta, y desconocen quién es el padre. La menor no ha querido aclarar la paternidad del bebé, y los padres contaron a la Guardia Civil que la niña se habría quedado embarazada en unas vacaciones a su país de origen.
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