El alquiler vacacional en el punto de mira

Ana vive en un bloque de apartamentos con piscina y, durante el verano, suele compartir este espacio con desconocidos. Juan está acostumbrado a un ir y venir de personas que no conoce en su escalera. Marta había planificado unas vacaciones de ensueño y se quedó sin alojamiento dos días antes de partir. Juan, Marta y Ana son nombres ficticios, pero sus casos no son hechos aislados, sino situaciones derivadas de un nuevo modelo de alojamiento turístico basado en el consumo colaborativo o, lo que es lo mismo, en alquilar viviendas particulares (o parte de ellas) a desconocidos que buscan alojamiento por días o por semanas a través de internet.

Para muchos se trata de una innovación del mercado, una evolución del sector gracias a las múltiples posibilidades que ofrece la red. Para otros, sin embargo, este sistema, cuya marca más conocida es AirBnB, propicia la competencia desleal en el sector y presenta algunas grietas, especialmente en lo que se refiere a la atención al cliente.

Para Oriol Blasco, fundador y CEO del portal de alquiler vacacional Migoa.com, que opera en 6 países y es una de las pocas webs que trabajan exclusivamente con gestores profesionales, este nuevo sistema presenta algunas ventajas, pero no puede garantizar los mismos niveles de calidad que el alquiler turístico convencional (regulado por ley y sujeto a normativas específicas) ni ofrecer las mismas garantías a los clientes. De hecho, en el caso de Migoa.com se ha optado por un modelo contrapuesto: evitar a los propietarios particulares, de modo que todas las propiedades listadas en Migoa.com se gestionan de manera profesional por agentes de alquiler vacacional de confianza, con experiencia probada en el sector y gran implantación en el territorio.

De esta manera, el portal de alquiler vacacional quiere asegurarla calidad en el servicio y garantizar a sus clientes que pasarán sus vacaciones en el lugar elegido, sin sorpresas ni cancelaciones de última hora. Además, la compañía ofrece a sus clientes un servicio de atención al cliente continuado, para asegurar una respuesta inmediata en el supuesto de cualquier incidencia.

El modelo de alquiler vacacional propuesto por Migoa.com ofrece al usuario la posibilidad de reserva directa en la web, y pretende evitar algunos de los problemas derivados del alojamiento en viviendas particulares, como la falta de profesionalidad o la competencia desleal con las casas y apartamentos que sí cumplen los requisitos legales y están registrados como turísticos.
Precisamente, la acusación de competencia desleal es una de las principales críticas que suele recibir este sistema, ya que las transacciones no tributan, no suele exigirse el cumplimiento de normativas sanitarias a los alojamientos y todo el sistema pivota sobre un vacío legal en este ámbito. Estos son, de hecho, algunos de los motivos que lo ha situado en el punto de mira de los legisladores en muchas ciudades, como Nueva York, cuyo fiscal general pidió a AirBnB los datos de sus clientes, o Madrid, cuyo gobierno autonómico está estudiando la creación de un proyecto de ley para limitar estas prácticas.

Quizás ahora entiendan mejor los casos que encabezaban este artículo: el de Ana, cuya piscina comunitaria se encontraba cada verano invadida por bañistas desconocidos (siempre diferentes) o el de Juan, acostumbrado a cruzarse en su escalera con “huéspedes” de sus vecinos, unos huéspedes como Marta, cuyas vacaciones se truncaron antes de empezar por una cancelación de última hora con la que nadie contaba. Son los flecos de un sistema que está en el centro de una encendida polémica entre seguidores y detractores.